Llueve en la ciudad, no hay nada para hacer excepto escuchar vinilos. El arte de sacarlos de su funda, ponerlos a girar y, luego, sentarse a disfrutar de cada surco sagrado de ese valioso material que es el vinilo. La calidez del sonido nos acompaña, poniéndose un poco melancólica la tarde, esa tarde gris...pero ahí están los vinilos, ese refugio que buscamos los melómanos para olvidarnos por un ratito del mundo digital y, también, para sumergirnos en melodiosas canciones que nos brinda el suave sonido del vinilo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.