2 días después del estreno de la película Let it be la fui a ver al cine, acá en Bs As. No les puedo explicar la emoción que sentí cuando aparecieron esas escenas en la terraza y empezaron a tocar, fue inolvidable la sensación, volver a ver a Los Beatles juntos y tocando para la gente que pasaba por ahí. Tiempo después fuimos cayendo en la cuenta de que fue una gran despedida, nunca sabremos que nos hace más feliz, si un regreso años después, con giras, discos, videos, y todo eso, o quedarnos con el recuerdo más hermoso y pensar que las cosas inmensas nunca se repiten. Hemos visto volver a casi todos, por dinero, por amistad, por la gente, pero Los Beatles nunca volvieron y quizá eso haya acrecentado al gran mito del Siglo XX. Confieso que siempre los esperé hasta que mataron a Lennon, pero debo reconocer que me gustaba eso de que no volvían y pasaban los años y no volvían, los teñía de una seriedad y una espiritualidad que rearfimaba todo eso que sentíamos por ellos. Hoy pasaron 50 años de este recital, de algunos discos y resulta que la pasión y el amor siguen intactos, hace mucho que sabemos que Los Beatles han excedido la música, son un fenómeno social, un hecho histórico, un documento de lo mejor de nuestras vidas, un documento espiritual en donde figuran las firmas de ellos cuatro y la nuestra asegurando para la eternidad que algunos de los mejores momentos de nuestra vida tenían como música de fondo una canción de Los Beatles, la escena de alguna película, una frase, un solo de viola, esas voces maravillosas, esa batería increíble que desparramó alegría de posguerra como nadie, que hizo bailar a todos y todas.
Incluso siempre me gustó ese final en donde la Policía pudre todo, como siempre, trae las malas noticias, el antiarte y el final de lo que más nos hace felices, fue una gran bajada de línea, yo salí del cine odiando a la policía, como buen rockero. Años después leí a Ringo decir que querían que la policía patee todo, que los detenga, así la bronca era peor. Y bueno, son tipos del palo y siempre vamos a estar del otro lado de la triste policía.
Desde Buenos Aires le regalo al viento, que alguna vez llegará a Liverpool, las mejores sonrisas que se me ocurren y las mejores sensaciones de un corazón beatlemaníaco. (Por Jorge Garacotche)
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