En el cumpleaños número 70 de Charly García, repasamos algunas opiniones sobre Los Beatles, Rock Nacional y su carrera.
Rock Argentino:
“La verdad, eso que se llama rock nacional... nombre bastante feo pero, bueh, es lo que hay. Lo que inventó Litto, o Tanguito, o Moris. Cuando yo escuché ‘La balsa’ por la tele dije yeah y compré. ¡Qué temazo! Después, Almendra y Manal refinaron todo en cuanto a la palabra: que sonara bien, que funcionara como un sonido, que no molestara... Y después aparecí yo.”
Los Medios:
“Pero al final los medios son bla-bla-blá, y eso lo sabés vos y lo sabe el mundo. Y yo, como protagonista de cierta escena y de cierta realidad, lo he visto con mis propios ojos. Decís una cosa y sale otra. O no sale. Como cuando yo llamé a los medios para opinar sobre lo que Méndez dijo sobre Astiz en Francia. O lo que pasó en el avión de vuelta de Cosquín, el escándalo que armé porque me pusieron a una especie de escolta parapolicial a la que yo le grité de todo. Y estaban todos los medios. Y nadie sacó nada. Es como si, a mí, los medios me prefirieran a la hora del tema drugs. Vamos a escribir cosas raras que queda más lindo. O hacer esas críticas de mis discos, tipo análisis psicológico con mucho de las tormentas del pasado o los fantasmas de la pesadilla o la presencia del abismo. Pero de música mejor no hablar. Como de política. Yo leo sobre los políticos y lo que hacen y, ¿qué voy a pensar? Es evidente que es todo mentira. Siempre lo dije: a mí la política no me interesa. Ser político no va con mi estilo, que no tiene que ver con la mentira como forma de actuación y de vida. Tengo mis reglas y mi idea de la moral y una serie de movimientos por los cuales me rijo. Pero no creo en el peronismo, ni en el radicalismo, ni en ninguno de sus derivados. Si la gran utopía del comunismo no funcionó, imaginate qué tendrá para ofrecer un subpartido como el que está en el gobierno. La política en la Argentina está muy sobrevalorada. La gente acá no entiende que la política es apenas el manual para que suene el instrumento, y no el sonido del instrumento.”
Beatles y el Underground:
“Escuché dos notas y listo. Alcanzó y sobró. ‘There’s a Place’, la canción que después grabé en Cassandra Lange, fue lo primero que escuché de ellos, y es como si todavía lo estuviera escuchando por primera vez. Fue la primera canción que escuché que tenía una novena. Me emocionó. Cuando dice mind –mente–, la nota es un Fa sostenido. Mi nota. Una nota muy filosa. Es mi nota porque me toca acá, en el pecho. Yo estoy compuesto y afinado en Fa sostenido y eso, milagrosamente, no cambia nunca, por más que estés más gordo o más flaco. Es tu sonido. Todo el mundo tiene su propio sonido, pero muy pocos se toman el trabajo de buscarlo y encontrarlo. Si te buscás el tiempo o un afinador, escuchá y mirá en qué tono resuenan tu aire acondicionado, tu aspiradora, tu heladera... Seguramente van a sonar en un tono que tiene que ver con el tuyo. Así, uno siempre acaba rodeándose de cosas, consciente o inconscientemente, que vibran a determinado ciclaje. Yo no sé muy bien qué quiere decir esto. Pero lo que sí sé es que uno se pasa la vida buscando ese sitio donde todo suene como uno.”
"Desde el minuto cero yo quería ser como Los Beatles... y Los Beatles no eran underground, ¿no? Lo underground, como causa, resulta muy cómodo para un montón de gente que sospecho que le falta el talento necesario para no ser underground. Como que van a estar filmando mediometrajes toda su vida. Yo soy profesionalmente de los ’70. Es mi década. También soy de los ’80 y de los ’90, claro, pero lo que yo recuerdo es que a mitad de los ’70 empezó a aparecer el dinero en todo eso. Mucho dinero. Yo no agarré ahí, pero ahí estaba la idea. Jets privados, los Elton John y cierta forma de vida como la mía ahora. Una forma de vida de la que mucha gente vive. Yo soy una estrella de rock. Lo único que me diferencia de las grandes estrellas de rock mundiales es el dinero. Todo lo demás lo tengo. La actitud, la parada en el escenario, los televisores por la ventana. Y me pagan por eso. El rock te paga por portarte mal. Y llega un punto en que te rebelás contra portarte mal. Si yo no fuera estrella de rock, ya estaría muerto y tirado en la calle. Pero no. Porque ser estrella de rock es la pretensión máxima y es lo más que hay. Es muy divertido, y es así, y acá hay muy pocas estrellas de rock. Es mejor que vender papas.”
Lo analógico y los digital:
“El problema de lo digital es que no distorsiona. Y la distorsión es parte de lo que escuchamos y de nuestra vida. Lo digital es muy limpio. Se pasaron de revoluciones a la hora de pasar la escoba. Es como un cuadro que no tiene límites y entonces al artista se le hace muy difícil ubicar los colores: no hay marco. Por eso yo trato de evitar todo lo que sea digital per se. Lo digital es muy democrático, pero no es la posta. Por eso hay mucha gente que te dice que los discos suenan mejor que los CD y, cuando les preguntás por qué, no saben explicártelo. Lo que pasa es que no se dan cuenta, pero extrañan la distorsión, el ruido de fondo. En realidad, si lo pienso un poco, toda mi historia se limita a los problemas y las alegrías de alguien cada vez más analógico en un mundo cada vez más digital, ¿se entiende?”
Qué se puede hacer, salvo ver películas:
“Cada persona es una película y a veces se te aparecen películas muy locas. Me acuerdo de una chica en Boston, debía ser argentina, que me dijo: ¿Por qué no te sacás una foto conmigo, la revelás, la firmás y después me la mandás por correo? Y de algún modo ese comportamiento no me indigna. El rock es así. Sería grave que no lo fuera. Yo siempre supe que iba a ser así, desde que vi por primera vez la primera escena de la primera película de Los Beatles. Perseguidos. Yo siempre quise que fuera y que sea así. Está bien. Lo que me indigna es eso que yo llamo el Público Público. Los que son público de cualquiera y público de nadie. Es un poco el enemigo. A esa gente no le importa nada. Habla u opina sobre mí sin tener la menor idea. Los que no van a ver nada. Los que piensan que lo máximo es algún multicine donde dan una película de Demi Moore y después un Big Mac a la salida. Mocasín Guido, Belgrano, medio gorditos... los que se fuman un joint y no les hace nada. Después están los Fans, que son los que te siguen. Y los Aliados, que son los que te siguen y te cuidan, los destinatarios perfectos y naturales de Say No More. Y después está el Pueblo, que es la señora que te saluda camino al mercado y el tipo que baldea la vereda. Así estamos.”
Discos:
“Si yo tuviera que buscar un equivalente a mi persona en el rock universal, me quedo con John Lennon. Que se entienda bien: es con el que más me identifico. Y Pete Townshend. Yo empecé siendo muy mod. Bandita en inglés y muchos botones en el impermeable. Hacía canciones tipo Dylan y Byrds y Vanilla Fudge. El García Sui Generis es un tipo que fue un par de veces al Instituto Di Tella y eso fue lo más transgresor que hizo. Después era medio hippie, pero sin muchas ganas. Uno de esos hippies a los que no les gusta mucho que la gente fume porro, ja. Ahí empecé a hacer giras por pueblitos, con Pedro y Pablo, y la gente fumaba y yo me la tuve que bancar. Entonces, un día, los del grupo escaparon. Eramos seis, teníamos hasta el bombo de la batería pintado, y un día quedamos Nito y yo. Y la gente murió. Pero no era lo que yo quería hacer. La Máquina ya se parece un poco más a Vanilla Fudge, pero nada que ver con Rick Wakeman. Yo no era fan de Wakeman, medio Liberace todo eso. Pero sí me gustaba mucho Tony Banks en Genesis. Seru Giran ya era un grupo, no sé si Los Beatles argentinos, como decían por ahí, pero una banda sí. Y la banda es tu familia. Después tuve bandas fantasmas, pero bandas al fin, como Las Ligas o Los Enfermeros. El conjunto, como se decía antes. Mi problema ahora es no encontrar instrumentistas que superen al instrumento y que toquen el concepto que les propongo. No me gusta cualquiera, me gusta que cada uno de los músicos tenga su propio look y su credo; por eso personajes como Hilda y Fabiana son bárbaros. A mí me gusta salir en banda y no tipo cantor melódico, con smoking y los músicos bien atrás. No sé, yo ahora estoy esperando leer una muy pero muy buena biografía no autorizada de Charly García, a ver si entiendo un poco la historia. A ver qué me cuentan y cómo me cuentan.”
Los Otros:
“A mis señoras fans del conservatorio, a las gordas que me llevaban flores, ya les gustaba mi faceta sin red. En mis últimos conciertos yo ya funcionaba en technicolor, pero no se lo había dicho a nadie. Era un secreto. Yo ya andaba con ganas de componer y me cansaba tener que estudiar varias horas por día para los conciertos. Entonces, para divertirme, empecé a estudiar nada más que el principio y el final de la cosa. Y, en el medio, el famoso Kataplín-Lataplón García. Yo ya tengo y tenía tan incorporada la forma del piano que me sale y me salía así. Las gordas lo adoraban. La que se daba cuenta era mi maestra, a quien la situación no le causaba demasiado gracia que digamos. Una especie de orgullo y bronca al mismo tiempo. Pero se acabaron los helados. Hace un rato me preguntabas en qué me habría convertido de seguir ahí. Ahora se me ocurre que hoy bien podría, y estoy casi seguro de que alguna vez seré, un hombre piano bar. Pianista de lobby de hotel, por ejemplo. Me encanta. A mí me gusta tocar y que la gente hable mientras toco. Piano de reunión. Contrapunto. Ruido de fondo. Yo siempre fui un ruido de fondo. O al revés. Depende de dónde la veas...”
FUENTE: PAGINA 12 / RUIDO DE FONDO / 3 DE ENERO DE 2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.