REVISTERO: El visionario que adelantó 40 años el streaming


Badía, el visionario que puso la radio en la pantalla y adelantó 40 años el streaming

En 1987, cuando la televisión argentina se debatía entre el rating tradicional y los programas musicales del fin de semana, Juan Alberto Badía irrumpía con una propuesta que parecía jugar con las reglas del tiempo: llevar el latido de la radio a la pantalla chica. Imagen de Radio no fue solo un programa más —fue una experiencia que décadas después anticiparía, con asombrosa precisión, los formatos que hoy dominan el streaming audiovisual

Badía, un conductor con una profunda impronta radial, había retornado a la televisión tras el éxito de ciclos como Badía & Cía. Pero con Imagen de Radio no se conformó con trasladar sonidos a imágenes: su objetivo era reproducir el espíritu de la radio en un estudio televisivo. Para lograrlo, conjugó micrófonos suspendidos, auriculares, interacción en vivo con el equipo y la audiencia, todo bajo la mirada atenta de las cámaras.

En un horario poco explorado —primero las mañanas, luego la tarde y finalmente la medianoche— Badía rompió el molde tradicional. Allí convivían música, entrevistas, columnas de opinión, humor y reflexiones, con invitados que iban desde Soda Stereo y Los Jaivas hasta figuras de la cultura, el deporte y la política.

“El lema del programa —decía Badía— era ‘espíritu de radio, imagen de televisión’”, recordó en su momento Silvina Chediek, una de sus coconductoras. «En ese momento no existía la palabra ‘panelista’, ni se soñaba con algo parecido a lo que hoy llamamos streaming», agregó, señalando el carácter pionero del formato.

Hoy, con plataformas que mezclan audio, video en vivo, interacción con la audiencia y contenidos híbridos, no es exagerado afirmar que Imagen de Radio fue un precursor conceptual de lo que décadas después se popularizaría con la llegada de servicios como YouTube Live o Twitch. Fue un formato que rompió esquemas en su tiempo, haciendo convivir lo espontáneo de la radio con lo visual de la televisión.

Para quienes lo vivieron, ese estudio con un micrófono colgante era más que un set: era una estación de transmisión de ideas, música y cultura en tiempo real, algo que hoy vemos en plataformas digitales pero que en la Argentina de 1987 era completamente nuevo.

Sin estridencias, con entusiasmo y una fuerte dosis de autenticidad, Badía transformó un formato híbrido en una experiencia dinámica que todavía resuena en los modos en que consumimos contenidos hoy. Su legado no solo está en las anécdotas o en los nombres que pasaron por su ciclo, sino en la forma de entender la comunicación en vivo —antes de que la palabra “streaming” fuera siquiera imaginada.

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