Los discos de vinilo volvieron para quedarse y los aficionados salieron a buscarlos por todos lados. Para no perderse nada de este revival, a continuación presentamos una lista de disquerías que guardan los vinilos más exclusivos y raros de la ciudad. Un mundo al que se entra con la mente abierta y se sale con nuevos sonidos
Con el auge del vinilo, las disquerías argentinas volvieron a convertirse en el refugio de melómanos y curiosos. Mientras que en las grandes cadenas ofrecen los títulos clásicos y populares, las disquerías más chicas tienen el desafío de satisfacer el apetito de los más exquisitos. ¿Dónde consiguen sus discos los coleccionistas más empedernidos? En las próximas líneas develamos el secreto.
1. Exiles (Honduras 5270, Palermo)
Es posible que hayan pasado por la puerta de esta disquería sin darse cuenta. Ubicada en el corazón de Palermo, Exiles tiene una entrada angosta y un escaparate mínimo que hacen que pase totalmente desapercibida entre los cafés y las tiendas de diseño e indumentaria.
Al entrar al local, es posible encontrar a Paco, su dueño, conversando en inglés con turistas extranjeros que se acercan a comprar vinilos. Les está dando su habitual "tour" por el Rock Nacional en el que durante diez minutos suenan Los Gatos, La Máquina De Hacer Pájaros, Pescado Rabioso e Invisible, entre otros. Un estadounidense se sorprende por el sonido de Pappo's Blues. "Suena a Black Sabbath pero la grabación costó varios millones menos que a Ozzy Osbourne", le dice Paco, que para que los angloparlantes entiendan quién fue Luis Alberto Spinetta lo describe como la cruza entre Bob Dylan y Jimmy Page.
Paco es como Rob Fleming, el protagonista de la novela Alta Fidelidad de Nick Hornby: es el clásico disquero que conoce absolutamente todos los discos que tiene a la venta y se toma todo el tiempo del mundo para atender a cada uno de sus clientes, en especial a los indecisos que quieren incursionar en nuevos sonidos.
2. Cactus (Uruguay 290, Tribunales)
Un clásico de la zona. Cactus tiene un impresionante catálogo de vinilos nacionales e importados, nuevos y usados. Hay que ir con tiempo y tomarse el trabajo de revolver las bateas con atención, ya que las ofertas ocultan gemas olvidadas y la sección de discos nuevos traídos de afuera tiene reediciones para todos los gustos, desde álbumes clásicos hasta el último de la banda indie más nueva que se les ocurra.
3. Oíd Mortales (avenida Corrientes 1145, Local 17, Obelisco)
A metros del Obelisco, hay un pequeño local de colores fuertes que invita a los melómanos a sumergirse en una fina batea de vinilos importados de Rock de los '60, particularmente del llamado Rock de Garage y de la Psicodelia. Esta disquería los llevará a un viaje lisérgico por álbumes de artistas olvidados y de culto que hicieron tan maravillosa esa década, como The Residents y The Blues Magoos.
Pero no sólo de viajes mágicos y misteriosos viven los hambrientos de nuevos sonidos. Es por eso que Oíd Mortales también trae los discos de las nuevas promesas del Indie de las que habla la prensa especializada de Inglaterra en este preciso momento. ¿Alguien pidió el último de Foxygen? Acá seguro que está.
4. El Gallo Cantor (Galería Apolo, avenida Corrientes 1382, Tribunales)
Este lugar apunta a un público muy específico: el coleccionista. Esta pequeña disquería de la galería Apolo no tiene una batea de ofertas o de nuevos lanzamientos, sino de usados en buen estado y LPs imposibles de conseguir en otro lado. Hay discos de Spoken Word de Jorge Luis Borges, álbumes infantiles (la música de Meteoro, He-Man o Titanes En El Ring), canciones inéditas de artistas latinoamericanos como Silvio Rodríguez, y primeras ediciones de clásicos del Rock Nacional, desde una edición sin abrir de Invasión 88, el compilado punk del que surgieron Attaque 77 y Flema, (¡con el librito y los calcos originales!), hasta la edición original de 1973 de Artaud de Pescado Rabioso, famoso por su tapa amorfa, que es uno de los más codiciados (su precio de $13.000 así lo demuestra).
Hugo Latorre, dueño del local, dice que busca la mercadería como si fuera para su colección personal. Además, admite que las nuevas reediciones en vinilo de Rock Nacional no afectaron sus ventas porque no suenan igual que los discos originales. "Estas reediciones están hechas con el mismo máster del CD, no con las cintas originales. Por eso los coleccionistas prefieren la primera edición con soplidos que éstas nuevas", explica.
5. Bonus Track (Galería del Óptico, avenida Corrientes 1246, Obelisco)
En la Galería del Óptico se encuentra un local chiquito atiborrado de vinilos con las bateas dispuestas en forma laberíntica para que cada pasillito sea toda una experiencia. Si bien hay mercadería nueva, el fuerte de Bonus Track son los usados. Hay mucho Rock y Jazz clásico, ofertas que arrancan en los $60 con tesoros ocultos, simples de Rock Nacional y discos curiosos de The Beatles, como la edición japonesa del simple de "Yesterday". Es común encontrarse con personas sentadas en un banquito revolviendo canastos por horas. Si están buscando discos de Rock Progresivo de bandas alemanas con nombres impronunciables, seguro que Bonus Track los tiene.
Jarana Records debe ser una de las disquerías más nuevas de Buenos Aires. Abrió hace menos de un año y vende exclusivamente vinilos. La mayor parte de la mercadería es nueva e importada y hay títulos que sólo se consiguen ahí, en especial de Hip-Hop y Punk. Hay ediciones de lujo y cajas con discografías completas, como las de The Who, Bob Marley, David Bowie y The Velvet Underground, que son la perdición de cualquier melómano. También están las reediciones nacionales y algunos LPs usados, que los venden principalmente si son rarezas (chequear, por ejemplo, el compilado argentino de bandas de Rock holandesas de los '70) y si están en perfectas condiciones. "Al menor salto el disco sale de la venta", explica Pablo Bongioanni, encargado del local, que está sorprendido por la buena recepción que tuvo la disquería entre el público. "Cuando arrancamos pensé que íbamos a tener que remar en dulce de leche, pero cada vez son más los que se vuelcan al vinilo, los que prefieren consumir música en un soporte físico donde se puede disfrutar del arte de tapa", admite.
7. Abraxas (Galería 5ta Avenida, avenida Santa Fe 1270, Barrio Norte)
Otra disquería clásica de Buenos Aires es Abraxas, que lleva más de 30 años llenando las colecciones de discos de melómanos, músicos y curiosos. Fernando Pau es quien comanda este barco desde el principio. Con su conocimiento enciclopédico del Pop, tiene las bateas repletas de álbumes selectos que sí o sí hay que escuchar, ya sea una reedición de Miles Davis o una primera edición europea de Pink Floyd. No falta el material difícil de conseguir, como el compilado del programa de TV de Mario Pergolini Hacelo X Mí, que tiene hits de Attaque 77 y de Los Auténticos Decadentes, además de canciones de bandas que nadie recuerda, como Presa Del Odio y Fiesta Americana. Ideal para coleccionistas nostálgicos.
8. Primal Scream (Galería Paseo Nuevo Mundo, avenida Raúl Scalabrini Ortiz 2547 y Soria 5008, Palermo)
Primal Scream es toda una apuesta porque tiene dos locales, uno en Plaza Serrano y otro en la galería Paseo Nuevo Mundo, en Scalabrini Ortiz y Santa Fe. El primero tiene un catálogo variado y hasta vende indumentaria, mientras que el segundo es más chiquito y se especializa en Hard Rock y Heavy Metal. Eso sí, en ambos hay muchos hallazgos interesantes.
Según su dueño, Pablo Pezzuchi, los coleccionistas buscan discos que no están en cualquier lado. Por eso el stock de LPs usados suele ser de primeras ediciones y simples de siete pulgadas que salieron en su momento y que no se volvieron a editar. También hay rarezas entre los discos nuevos, que en general son tiradas limitadas hechas por sellos chicos de Europa. Revisando las bateas aparecen una colección de demos de New Order, grabaciones de la BBC de David Bowie presentando The Rise And Fall Of Ziggy Stardust And The Spiders From Mars y un maxi simple en vivo de U2 lanzado justo antes de que saliera su segundo álbum, October, con las canciones "Fire" y "J. Swallo".
9. Miles (Honduras 4969, Palermo)
Con una ubicación estratégica -a la vuelta de Plaza Serrano y al lado de un bar con un ambiente especial- está pensada para comprar varios títulos juntos y sentarse a leer las láminas, las letras y los créditos de los discos, es decir, el ritual que hace todo amante de la música antes de poner el LP en el tocadiscos.
Con 34 años en el mercado, su dueño, Gustavo Brcic, sabe con qué cautivar a los clientes y atraer a los neófitos. Lo que más hay es Rock, Jazz y Tango y, si bien no se dedica a buscar discos raros, cuando los consigue les da un lugar privilegiado en el local. Un compilado inhallable de Almendra, el segundo álbum de la banda de culto nacional Los Teddy Boys y una edición alternativa del debut de 1975 de El Reloj, banda pionera del Hard Rock local, titulada Blues Del Atardecer, son algunos de sus tesoros.
"Subió mucho la venta de vinilos, pero tampoco bajó la de CDs", aclara Brcic. Por eso tiene un extenso catálogo de discos compactos de Jazz nacional que espera que pronto se reediten en vinilo.
10. Opus (Bolivia 47, Flores)
Alejado del circuito de las disquerías tradicionales, el barrio de Flores esconde el lugar que concentra la mayor cantidad de vinilos por metro cuadrado de la Ciudad de Buenos Aires. Fundada en La Boca en 1950 y hace más de veinte años en el mismo local de Bolivia y Rivadavia, Opus es el paraíso de los aficionados a la música popular y de los DJs que buscan canciones olvidadas para samplear. Aquí tienen espacio para quedarse horas enteras revolviendo las bateas como si se tratara de una excavación arqueológica.
La tienda alberga alrededor de ¡90 mil! vinilos usados, una cantidad abrumadora de LPs acumulados con los años, a los que se les suman 20 mil discos de pasta y una pequeña cantidad de acetatos. Aquí están todos los géneros: Rock, Jazz, Música Clásica, Folklore de países limítrofes, Boleros, Spoken Word (hay una misa de Pío XII que es de las más buscadas y un discurso completo de Fidel Castro en la 2º Asamblea Nacional Cubana), World Music (no falta la música armenia ni la checoslovaca) y hasta Schlanger, el Pop ligero que fue un éxito en Alemania en los '60. Todos coexisten entre bandejas, radios spica en perfecto estado y hasta un grabador de cinta abierta.
María Alejandra Prudhomme, quien se hizo cargo del local fundado por su padre, cuenta que vienen compradores de todos lados y de todas las edades. Para ella, el vinilo nunca desapareció y para mantener su vigencia hace años que se especializa en la reparación de bandejas y ofrece el servicio de conversión de LPs a CD y MP3, para que nadie deje de escuchar las canciones que marcaron su historia.
Fuente: http://www.infobae.com
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